lunes, 11 de marzo de 2013

El mayor de los respetos.

15 de Agosto de 2012.
El Tio Cándido (con sus casi 100 años) sube al local que tiene el ayuntamiento en la era del pueblo a ver una exposición de útiles del campo hechos con madera. Cuando va a salir para regresar a su casa, desde la puerta observa el cielo y se vuelve a meter para dentro. Yo le observo y me voy hacia él pensando que le pasa algo y que quizás necesite ayuda.
- "¿Le pasa algo Tio Cándido?".
-"No hijo nada... es que va a llover y no me da tiempo a llegar a casa."
- "Pero Tío Cándido, ¿si estamos a mitad de agosto y hace un tiempo inmejorable de sol y calor?.
- "Por eso, hijo, por eso..."  y se retira de nuevo a perderse en "su mundo" con su perpetuo traje de pana, ya sea verano o invierno.
Yo me quedo extrañado y me voy a hablar con otros amigos, me preguntan: "¿qué hablabas con el tio Cándido?", y yo les digo: "que dice que va a llover". A los 10 minutos sin más ruido ni avisos, empieza a caer una de esas tormentas torrenciales de verano que son breves pero intensas, claro todos asombrados, menos él que seguía disfrutando de las manualidades de otro vecino del pueblo. Entonces no me quedó más remedio que ir a preguntarle: "¿Tio Cándido, como sabía que iba a llover, si hacía un sol radiante?", sin más me dice: "Hijo, por que hace unos días venia de las vacas camino de "el roble" y vi como una fila de hormigas iba de izquierda a derecha cruzando el camino y me dije ... dentro de unos días llueve". Y sin más se volvió a aproximar a la puerta y se marchó a su casa. ¡Asombroso!. Nunca lo olvidaré, y siempre que puedo se lo recuerdo a los más jóvenes para que aprendan y respeten siempre lo que dicen los mayores.
En otra ocasión, en los inviernos que tuve el privilegio de disfrutar en el pueblo con mi abuela Encarnación sentado en "su tajito", que hoy tengo yo en herencia (como el bien más preciado), al preparar la lumbre en su chimenea de casa, me decía tan sólo con mirar para arriba: "Hijo, hoy el aire es gallego, la lumbre se va a consumir rápido". Y yo con mis estudios y mis 20 años, miraba para arriba y sólo veía cielo a través del hueco de la chimenea. O cuando iba con mi tío Agustín por el campo y se paraba, miraba al suelo y me decía: "ves, ayer aquí durmió una liebre", y tu decías: "joder ni a mis pies que hubiera estado dando brincos la habría visto".
Son auténticos pozos de sabiduría. El tío Cándido, por ejemplo, se acuerda de los nombres de personas del pueblo que incluso ya no viven, del precio de las obras que se han realizado en el pueblo, y de otro sinfín de cosas, como canciones, melodías y letras que tantas veces habrá escuchado y tocado con su eterno tambor y su dulzaina.


Otra cuestión a destacar es la educación y el respeto que siempre han tenido. A toda la gente que no conocen, incluida la gente mucho más joven que ellos, siempre le dicen Señor o Don. Nosotros pasamos, y rápido tuteamos a la gente. La globalización no va con ellos, para ellos su mundo es su alrededor más cercano, sus gentes y su ganado. Todo ellos con unas manos y un rostro áspero, curtido por el sol, pero siempre con una mirada limpia y sincera. Sin más, basando la vida en cosas sencillas, en vivir y dejar vivir, pero siempre trabajando, trabajando y trabajando. Ellos nunca celebraron cumpleaños, no tuvieron tartas ni regalos, tan sólo "un felicidades" y a trabajar, y bastante era que el día de la Fiesta del pueblo que aparcaban unas horas sus labores rutinarias.
Los mayores han respetado a la juventud con una humildad encomiable, siempre pensando que como nosotros hemos estudiado sabemos más que ellos, cuando no hay nada más falso. Nosotros no sabemos nada más que lo que los mayores nos han enseñado. Su sabiduría todavía hoy perdura, y han sabido transmitirla a los demás. Aún queda gente que te dice: "este año las calabazas se van a picar por que es año de nieves..." o "no mováis las patatas que hay luna llena...", y así un largo etcétera de frases ciertas como la vida misma.

Por ese motivo, y como quiero que mi hijo aprenda lo mejor, a respetar y aprender en la tolerancia hacia la gente y los animales, en la verdad de los mayores, y el conocimiento de sus antepasados, durante el mes de julio se marcha al pueblo a vivir y compartir con ellos un verdadero campamento del saber: saber respetar, saber compartir, saber tolerar, saber ayudar, y en definitiva, saber vivir feliz. Tanto su madre como yo, creemos que ya tendrá tiempo de aprender idiomas y salir a ver el mundo en su versión fea, pero de momento que se forje en la verdad.
Por ello desde mi corazón les hago un homenaje a todos los mayores que han pasado por mi vida y para los que pido "el mayor de los respetos".

2 comentarios:

  1. Precioso...
    Me has emocionado, porque apenas viví esto.
    Te felicito por haberlo transmitido tan bien.
    Besotes.

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    1. Gracias Montse viniendo de ti es todo un orgullo. Tú si que sabes plasmar los sentimientos con palabras. Yo soy un bruto, necesito a mi mujer que me corriga. En esto y en todo.. jejejeje...

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